lunes, 24 de febrero de 2014

En la casa (François Ozon, 2012)

Dans la maison (François Ozon, 2012)

Al tomar asiento frente a la pantalla del Teatre Comunal (sede del cineclub en Andorra) no tenía ni idea del argumento de esta película francesa. Mejor, así no había expectativas. Hacía tiempo que no veía cine galo, de hecho estoy muy desconectado de la movida cultural del país vecino, más que nada por falta de tiempo. Aunque también es cierto, y casi me avergüenza decirlo, que nunca miro los canales franceses. Seguramente porque lo único que podría interesarme son las películas y estas suelen empezar bastante temprano y no coinciden con mi biorritmo. De hecho, la última que vi, ‘La bûche’ (Danièle Thompson, 1999), fue en La 2 española (eso sí, en VO).

Es difícil definir el género de ‘Dans la maison’. ¿Comedia dramática? ¿Thriller psicológico con tintes cómicos? El guión es original, como espectador no sabes nunca por dónde te va a llevar la historia y la realidad se confunde constantemente con la ficción, sin que el argumento pierda su coherencia. El ritmo es quizás un poco lento, la trama demasiado estática y sin grandes sobresaltos, pero de alguna manera logra enganchar.


El personaje principal, Claude (Ernst Umhauer), es un inteligente adolescente que progresivamente va desplegando sus artes de manipulador a medida que se va infiltrando en la vida de la familia de su compañero de aula, Rapha, un muchacho insustancial, ingenuo y con pocas luces que no tarda en sucumbir al magnetismo de su recién estrenado mejor amigo. Claude vive solo con su padre impedido y tiene que ocuparse de él, porque la madre los abandonó hace años. Una vida difícil que no le impide ser un alumno brillante, pero que nada tiene que ver con la imagen idílica que proyectan los Rapha, a sus ojos el modelo perfecto de familia “de clase media”. 
La creciente obsesión de Claude por Esther, la madre de Rapha, refleja quizás un complejo de Edipo no resuelto con su propia madre, que desapareció un buen día “porque quería vivir”. Como dice Esther, él no está realmente enamorado de ella, sino de la imagen que ha proyectado sobre ella debido a la carencia afectiva que sufre. Me ha sorprendido descubrir que la actriz que da vida a esta rubia y lánguida ama de casa es Emmanuelle Seigner, a la que recuerdo vagamente por su exuberante belleza en ‘Frantic’ (1988) y ‘Luna de hiel’ (1992), esta última dirigida por su marido, el polémico Roman Polanski. Sigue siendo una mujer atractiva, a pesar de que esta vez el guión requería de ella una apariencia mucho más insípida y contenida.

El personaje de Germain, el amanerado y algo egocéntrico profesor de literatura, está muy bien caracterizado por Fabrice Luchini. No me termina de quedar claro si su obsesión por Claude, su aventajado alumno, está relacionada con una posible homosexualidad reprimida (como sugiere Jeanne, su mujer) o si simplemente proyecta en él sus anhelos de éxito de escritor frustrado. O ambas cosas. Quizás ni siquiera él lo sabe. Por otro lado, también me ha sorprendido gratamente ver a Kristin Scott-Thomas actuar en francés con asombrosa fluidez y sin apenas acento británico (debe de ser bilingüe), en el papel de Jeanne. Sin duda, el personaje más simpático y el que más me ha gustado. Es una mujer activa, creativa y con personalidad, con un agudo sentido del humor muy British. No obstante, como mujer Jeanne no se siente valorada por Germain, que tampoco aprecia su trabajo como galerista, aunque ella se esfuerza constantemente por obtener su aprobación. Hasta que aparece el joven y atractivo Claude y la confronta con la realidad: su matrimonio parece haberse convertido en una mera relación de amistad y complicidad que sólo ella alimenta.

‘Dans la maison’ es también una película acerca de la frustración, sobre cómo los sueños y expectativas de la juventud contrastan a menudo con el conformismo a medida que pasan los años y llega la madurez. Cada uno de los cuatro protagonistas adultos (las dos parejas, Germain-Jeanne y Esther-Rapha) en algún momento, directamente o indirectamente, nos hace partícipes de su desazón vital. Ninguno está satisfecho con la existencia que lleva: Esther dejó los estudios de arquitectura para ocuparse de su marido y de su hijo, dejando de lado sus anhelos profesionales y ahora sueña (sin mucho optimismo) con terminar la carrera y dedicarse a la decoración de interiores, que es lo único que la apasiona. Germain quiso ser escritor, de hecho publicó hace años una novela, pero pronto tuvo que rendirse a la evidencia de que nunca llegaría a ser como sus autores favoritos y prefirió rendirse antes que contentarse con pasar desapercibido. Está hastiado de su trabajo como profesor de literatura de unos estudiantes que, según él, son insensibles a la belleza de las palabras. Siente como si les arrojara perlas a los cerdos (hasta que aparece Claude). Rapha padre vive presionado, sometido a la caprichosa voluntad de un jefe que no lo valora profesionalmente. Consciente de su potencial como empresario autónomo, sueña con independizarse y montar su propio negocio para comercializar productos made in China. A Jeanne tampoco le va muy bien en su trabajo, porque las gemelas que han heredado el negocio carecen de sensibilidad artística y amenazan con cerrar el local si ella no demuestra que es capaz de generar beneficios.

Por otro lado, tal y como deja caer Germain a media película, ‘Dans la maison’ tiene reminiscencias pasolinianas. Podríamos ver en Claude una alusión al personaje del visitante en ‘Teorema’ (Pier Paolo Pasolini, 1968), película en la que un extraño carismático y seductor irrumpe en la vida (y en la casa) de una aburguesada familia italiana y cambia sus vidas para siempre…

No hay comentarios:

Publicar un comentario