martes, 14 de octubre de 2014

La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014)

El último trabajo de Alberto Rodríguez, el director de otros títulos de cierto éxito entre el público y la crítica como la reciente ‘Grupo 7’ (2012), ‘7 vírgenes’ (2005) y, en menor medida, ‘After’ (2009), todas ellas nominadas y/o galardonadas con algún Goya, me parece justo merecedor de los dos premios obtenidos en el último Festival de Cine de San Sebastián (Concha de Plata al mejor actor, Javier Gutiérrez, y premio a la mejor fotografía, Álex Catalán). Rodríguez vuelve a probar suerte con el género policíaco y el resultado es francamente positivo. Y eso que la trama en sí no tiene nada de especial... (sigue)

Dos policías venidos de la capital y de ideologías opuestas, encargados de investigar juntos la desaparición de dos hermanas adolescentes en un remoto pueblo de las marismas del Guadalquivir. Sin embargo, en este thriller de estética ochentera con visos de film noir, ambientado en una España meridional todavía anclada en una profunda ruralidad y recién salida del oscurantismo de la dictadura franquista, los planos que recogen los paisajes son su mejor baza, mostrando en todo momento una atmósfera plomiza que contribuye en gran medida a mantener el suspense de la historia.
Javier Gutiérrez, actor asiduo a los escenarios teatrales y cuyo rostro se ha vuelto muy popular por su participación en la serie de TVE ‘Águila Roja’, nos ofrece aquí una muy creíble interpretación como el antihéroe en horas bajas que, intuyendo su propio ocaso, parece buscar la redención. Raúl Arévalo está también estupendo como poli progre y defensor a ultranza de la integridad ética y moral, si bien a su personaje le falta algo de sustancia, porque, digo yo, igual que Juan tiene un turbio pasado, Pedro también tendrá sus desasosiegos internos. Por otro lado, contrariamente al cine negro clásico, aquí no hay 
femme fatale. Los personajes femeninos son todos secundarios (apenas destaca Nerea Barros) y aparecen más bien como víctimas de una sociedad patriarcal, quizás para reforzar la atmósfera marcadamente machista que se respira a lo largo de todo el film.
En cuanto al personaje y el talento de Antonio de la Torre, el padre de las desaparecidas, quizás estén un poco desaprovechados por el guión, que podría haber sido un poco más enrevesado. De hecho, y a pesar de que la película me ha gustado mucho, si he de mencionar algo que me parezca mejorable tal vez sería el desenlace. La resolución del caso al final se precipita, atando cabos demasiado rápido, lo que juega en detrimento de la intriga. Pero bueno, lo dicho, me parece una excelente muestra del cine español actual y además cuenta también con la estimable presencia del guapo de moda, Jesús Castro... 
Os recomiendo encarecidamente que la veáis (a poder ser, en algún cine). Ya comentaréis, si queréis...
 



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