'Relatos salvajes' llega pisando fuerte a las salas de cine: fue una de las favoritas en el último Festival de Cannes y parece que al poco tiempo de estrenarse en Buenos Aires ya se había convertido en una de las películas más taquilleras del año en Argentina. Las seis historias que la componen están aparentemente inconexas, pero todas ellas diseccionan la condición humana a partir de algo tan primitivo como atávico que forma parte intrínseca del ADN de nuestra especie: la vendetta o sed de venganza... (sigue)
A partir de situaciones banales y/o habituales que rigen el día a día de nuestra vida en sociedad (al menos entendidas así en el llamado primer mundo), Damián Szifrón se adentra en los meandros de la razón y el comportamiento del hombre (y de la mujer) cuando se ven confrontados con unos acontecimientos inesperados que vienen a perturbar la placidez de una cotidianidad que nos emperramos en llamar 'normalidad'. Dichos eventos, supuestamente fortuitos, sorprenden por la facilidad con la que pueden despertar los instintos más básicos y salvajes del ser humano.
Así, a medida que se van desgranando los relatos ante nuestros ojos y a través de un hábil guión, el director quizás pretende sacudir nuestra natural inclinación hacia la despreocupación para que no olvidemos cuán fina es la línea que separa, por ejemplo, la felicidad de la tragedia, la calma de la tormenta, el amor del odio o el respeto casi mecánico por las normas establecidas del desprecio más absoluto por el orden. En definitiva, que somos criaturas extremadamente vulnerables e impredecibles y que la frontera entre la vida y la muerte no existe. El ritmo es constante: acción-reacción, la ley kármica es ineludible y siempre termina cumpliéndose. Szifrón combina con destreza el humor negro con miserias humanas con las que todos podemos llegar a identificarnos si somos capaces de empatizar realmente con las vivencias de los personajes.
Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti y el resto del excelente reparto del film (por sólo mencionar las caras más conocidas aquí presentes) nos ofrecen retratos descarnados de personajes anodinos, quizás para recordarnos que cualquiera de ellos podría ser, en cualquier momento, uno de nosotros...
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